No quiero envejecer

Eso quisiéramos, pero no disponemos de varita mágica. Con estas palabras nos referimos a enlentecer ese proceso inexorable que no cuenta aún con una tecnología médica capaz de revertirlo. ¿Podemos hacer algo?
      Nos va a ayudar la constancia en las costumbres que siguen: llevar una vida ordenada y sin excesos, comer de forma saludable, mantenerse físicamente activo, dormir lo suficiente, evitar el estrés, pensar como un joven y tener amigos.
      Envejecer es natural y deberíamos fijarnos más en lo que hemos ganado que en lo que vamos perdiendo. El planteamiento correcto es: nos hacemos “diferentes” (sin añadir adjetivos peyorativos).
      Por supuesto que existe un amplio mercado de “soluciones antiaging” en el mundo de la cosmética y la cirugía. Otras estrategias para alargar la vida están menos avanzadas: la nanotecnología (convierte sustancias beneficiosas en partículas microscópicas fáciles de absorber), la clonación y reemplazo de partes del cuerpo (substituir partes del cuerpo por otras idénticas), la criónica (conservar el cuerpo en frío para su reanimación futura) o las modificaciones genéticas.
      Mis reglas de oro: horarios estables de comida y sueño, dieta sana, ejercicio 5-6 días a la semana, actividad sexual regular, evitar tóxicos (tabaco, alcohol, medicamentos no imprescindibles); agregar una buena dosis de actividad mental (leer, pensar, estudiar), social (amigos, salidas) y espiritual (arte, música, filosofías varias); unirlo todo a una mente positiva, curiosa y abierta.

               La vida es cambio. Cambiemos para que este sea siempre “nuestro” momento.

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