Si viviéramos cien años...

La enseñanza deberá formar niños y
jóvenes para una vida laboral que podría alargarse hasta los 75 años, con
horarios flexibles y cambios de puesto. Los futuros abuelos deberán recibir
formación continuada para no perder el tren de las nuevas tecnologías y tener
acceso al empleo.
Habrá probablemente menos trabajo a
repartir entre más, aunque algunos opinan que aumentará el número de personas
que exijan una mayor atención a la salud, más centros recreativos y otro tipo de
bienes y servicios, lo que ayudará a crear demanda de empleo. Además, al ser
probable que se trabaje menos horas al día, se dispondrá de más tiempo de ocio.
La jubilación, tal como la conocemos hoy,
no será sostenible. Habrá que enseñar a los niños a ahorrar e invertir para
ella. En muy pocos años la edad deberá subir al menos hasta los 70 para
financiar la generación del baby boom a medida que esta vaya envejeciendo. Y si
vivimos 100 años tal vez debamos trabajar hasta los 75-80. Si queremos cobrar
algo habrá que reestructurar la Seguridad Social, un tema que ya asusta a los
gobiernos que no ven viable que les salgan las cuentas.
En sanidad la geriatría va a ser una
especialidad en auge. Algunas enfermedades son más frecuentes con los años,
como la diabetes, los problemas cardio-vasculares o el Alzheimer. Los cambios
sociales y medioambientales, entre otros, propiciarán la aparición de nuevas
enfermedades ligadas a la edad.
Claro que lo que se avecina sería más llevadero
si hubiera menos gente en el mundo, es decir si “no criáramos como conejos”, un
sabio consejo del Papa Francisco, que se muestra así de lúcido y con visión de
futuro.
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Breve y conciso. Gracias.