¿Viejo verde, síndrome de Peter Pan u hombre con suerte?

Todos los
de la mesa le sonreímos y apoyamos, como exigen las buenas maneras en sociedad;
obviamente nadie creyó oportuno lanzar ciertas opiniones. Miré a mi alrededor:
sabía que las mujeres nos inclinábamos por aquello del “viejo verde” y que a
los hombres les corroía la envidia. ¡Sana!, eso sí.
Antes de
que ustedes opinen, expondré los datos que conozco: el septuagenario estaba de
buen ver y tenía un carácter alegre; era propietario de un restaurante modesto
aunque bien ubicado que, según advierte Trip Advisor, cuenta con buenas
calificaciones; desconozco todo acerca de su joven pareja, de la que el hombre no
habló; en cambio mostró una foto de su hija menor.
Yo me hice
algunas preguntas:
-¿Por qué una mujer de 25 años se junta con un
viejo? ¿No le da asco compartir cama con un hombre arrugado y de carnes fofas que
podría ser su abuelo?
-¿Qué posibilidades de supervivencia tiene una
pareja que se lleva 47 años?
-¿Cuánto tiempo le queda al padre para ver crecer a
su hija? (Si no logra vivir hasta los 90, no llegará ni a la mayoría de edad de
ella).
-¿Por qué, para un hombre, tener un hijo a esta edad
es tan satisfactorio? Tal vez para demostrar que todavía funciona en la cama (algunos
se jubilan a los 40 o 50). Tal vez porque, desde el punto de vista de la
biología evolutiva, el macho está programado para hacer prosperar su semilla a
cualquier edad.
-¿Qué pasaría si el caso se diera con una mujer de
72 años y un hombre de 25? Desde luego la mujer no podría ser madre; y algo
más: todos pensarían que él es un gigoló profesional. ¡Seguro!
Agradeceré
la opinión argumentada de los hombres que lean este artículo. ¡Y de las
mujeres! Si no quieren dejarla en el blog, les ruego que me la manden a cnlafay@gmail.com. Sacaré un resumen próximamente.
(foto libre de Pexels.com)
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Breve y conciso. Gracias.