Mente joven en cuerpo bello

Hoy por hoy todas queremos parecer más
jóvenes y deseables. El modelo de belleza se ha globalizado y restringido,
imperando el occidental. Se operan los ojos rasgados y en África se aclaran la
piel y alisan el pelo. En nuestro mundo la imagen es fundamental, desde las
entrevistas de trabajo en las que se pide “buena presencia” hasta la mirada
condescendiente de las amigas ante nuestro visible deterioro. Hemos creado una
nueva religión, la del culto al cuerpo en busca de la eterna juventud, algo
inexistente, una enorme mentira cuya industria mueve 160 000 millones de dólares
al año. ¿Resultado? Nos tiramos de cabeza al río como borregos gastándonos más
dinero en belleza que en educación. ¿Qué hacer?

Envejecer es normal. La vejez, como todo,
tiene cosas buenas y malas. Cada etapa de la vida es diferente; diferente no
quiere decir peor, no si lo que hemos pretendido siempre es estar sanos. Llevar
una vida saludable es lo que nos conducirá a una vejez llevadera e incluso
agradable. Eso significa hacer una dieta adecuada a la edad, practicar
ejercicio físico regular… y también alimentar el cerebro con lectura y
aprendizaje.
Cuando veo una pareja de madre e hija que
parecen gemelas (vistas de lejos) me pregunto qué le habrá pasado a la mayor
para llenarse el rostro de Bótox y disfrazarse de quinceañera. Supongo que,
aparte de querer seguir una moda, esa mujer rezuma no aceptación de sí misma,
inseguridad y otras miserias que todos padecemos.
No caigamos en la trampa. La eterna
juventud no existe. De momento.
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Breve y conciso. Gracias.