Algas para la salud

La dieta occidental
no suele incluir algas, pero debería. Sus beneficios para el hombre conforman
una larga lista: aportan minerales (hierro, calcio, yodo, potasio, magnesio) y
vitaminas (A, B salvo B12, C, D, E, K), estimulan el metabolismo, regulan la
tensión arterial, depuran la sangre, son alcalinizantes y compensan la acidosis
producida por las proteínas de la carne y alimentos procesados. Como nutrientes
contienen hidratos de carbono compuestos y proteína vegetal. A destacar que
absorben menos elementos contaminantes que el pescado (metales pesados, por
ejemplo).
¿Sabía que todas
las algas son comestibles? Claro que, si uno se fija en su aspecto y sabor, pueden
no resultar apetitosas. Una de las más conocidas, la wakame, luce un hermoso color verde y sabe suave, además de
saciar pronto, por lo que se la incluye en dietas de adelgazamiento. La kombu, de sabor más fuerte, necesita más tiempo de cocción y
es perfecta para los guisos de legumbres y cereales. La arame, blanda y dulce, combina bien con tofu y verduras. La nori, de color negro en seco, es la que se usa para el sushi;
se recomienda en personas con triglicéridos o colesterol en sangre elevados. La
dulse crece sobre todo en el Atlántico norte y es rojiza.
Contiene mucho hierro y vitamina A. La hiziki, en los mares de Asia, puede alcanzar hasta un metro de
alto. No es recomendable tomarla si se está en tratamiento por hipotiroidismo a
causa de su elevado contenido en yodo. El agar-agar forma una gelatina de uso culinario. Al
no poder ser digerida por los humanos, da sensación de plenitud y favorece el
tránsito intestinal.
Si utiliza algas en
su vida cotidiana, ¿por qué no compartir sus experiencias con nosotros? ¿O proponer alguna receta que nos sorprenda?
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Breve y conciso. Gracias.