Resumen de opiniones al artículo: ¿Viejo verde, síndrome de Peter Pan u hombre con suerte?

Ante la avalancha de mails recibidos a mi correo personal, que van desde opiniones constructivas a críticas rabiosas, escribo esta entrada en respuesta al artículo del 30 de septiembre, y lo hago con la intención de entender el punto de vista masculino en este asunto. Pero antes, deseo puntualizar que me refiero a una diferencia de edad de 47 años (72-25) y que he intentado plasmar los hechos y no opinar (el título de artículo era una pregunta). Conocía las opiniones de los comensales porque se habló en un aparte, aunque no lo mencioné. También añadiré que este tema da para muchos libros y que mi breve artículo tenía la única pretensión de conocer distintas opiniones. Lamento y me disculpo por haber herido sin querer algunas sensibilidades.
Opiniones de lectores, que me han parecido representativas:
1-¿Qué posibilidades de supervivencia tiene una pareja que se lleva pocos meses de edad? ¿Es por ventura un seguro de supervivencia la edad de dos seres? ¿Y qué probabilidad tiene un padre veinteañero de ver crecer a su hijo? ¿Acaso ser joven presupone larga vida, protege de divorcios, separaciones, etc.?  En cuanto a las edades de las parejas todos conocemos casos: Edith Piaff y Teo Sarapo (21 años mayor ella) Liz Taylor y Larry Fontesky (22 años a favor de Liz). Me parece muy osado por parte de nadie reprochar el comportamiento de dos adultos que toman una decisión adulta que solo a ellos compete. 
2-Curioso el caso de un padre a los 72 años. Para conocer el buen funcionamiento sexual habría que preguntar a ambos, como también habría que saber por qué ella ha escogido a un hombre tan mayor. Debe de tratarse de un hombre sin hijos, porque es mucho más duro pasar noches en blanco cuando llora un bebé a los 72 que a los 30. Los hijos quieren jugar y para ello se requiere una gran capacidad física. Muy buena la pregunta de por qué no suele producirse la situación inversa: mujer de 72 con hombre de 25.
3-He conocido de cerca dos casos que se llevan 20 años. En uno el hombre estaba muy enamorado y la mujer ejercía de tirana. El otro era un cura que se enamoró de una chica joven. Ahora que el hombre pasa de los 60 se notan mucho las diferencias. Una amiga mía tiene 10 años más que él, que ha tenido siempre trabajos precarios. En mi caso creo que podía entenderme mejor con una mujer de mi misma edad o incluso mayor, que con una más joven.
4- Tengo muy poco respeto, por no decir  ninguno, hacia los hombres que presumen de su masculinidad o de su sexualidad, y aún menos de sus “conquistas”. Los considero unos grandes inmaduros.
5-Jamás me fiaría de una mujer muchos años más joven que yo. Quien con niños se acuesta… Sin embargo en otras culturas, como la musulmana, es harto frecuente ver a abuelos casarse con las que podrían ser sus nietas. Lo que no sé es si funciona de verdad.
6-Las razones de mujer de 25 con hombre de 72, por riguroso orden: el dinero del viejo que ella heredará, fama, poder o influencia pública (asociadas a la primera), la admiración intelectual, unas relaciones anteriores desastrosas con otros hombres (viejo=oasis), que ella sea fea y no pueda encontrar una pareja mejor. El hecho de que el hombre sea bien parecido carece de importancia; las mujeres nunca lo priorizan. En cuanto a posibilidades de supervivencia, la edad es irrelevante; todo el mundo colecciona parejas, amantes o maridos. Y a la hora de compartir cama, es obvio que una de 25 es más apetecible que otra mayor. ¿El caso al revés? Imposible.
Mi opinión personal:
Desde la libertad que tiene cada uno para organizarse la vida a su antojo, ¡que cada cual decida lo que más le conviene!
Desde el punto de vista de la biología evolucionista, el macho busca hasta su muerte propagar sus genes y necesita para ello una hembra en edad fértil. La hembra, por cierto, también busca un macho que le garantice una cría fuerte y sana. Por ese motivo existen machos muy solicitados y otros poco o nada solicitados. Cuando una hembra se conforma con un macho que no está ya en su mejor momento, existe alguna carencia subyacente.

Les recomiendo encarecidamente una obra magnífica sobre este tema: “La conjura de los machos”, del biólogo y filósofo de la ciencia Ambrosio García Leal, asesor científico del museo CosmoCaixa de Barcelona.
(Foto: El aquelarre, Francisco de Goya)

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