Menopausia (ella... y él) en Sexo +60 (post 6 de 14)

Eres una mujer de sesenta años, o sea que estás en la menopausia. Esta transformación natural, aparte de producir muchos efectos sobre el cuerpo y la mente, te hace vivir el sexo de otra manera, que no necesariamente quiere decir peor, sino “diferente”. “Diferente” debería ser la palabra mágica del envejecimiento; me refiero a que no deberías centrarte en los cambios negativos sino en los positivos, que los hay, totalmente nuevos y extraños. Sexualmente, si has hecho los deberes durante años, eres más madura, más experta y sabes transformar la pérdida de algunas facultades en otras que requieren práctica y experiencia. Hoy por hoy no es ningún secreto el funcionamiento de los hombres, en particular del “tuyo”, sabes cómo excitarlo; y lo que es más importante, ¡conoces sus puntos débiles (sexuales)!
Eres un hombre sano de sesenta años y, de la misma manera que cuando orinas el chorro ha perdido fuerza (por aumento de tamaño de la próstata), el pene no se te pone tan duro como antes (por problemas locales de vascularización). Estás desconcertado. Entonces piensas que la culpa es de “tu” mujer, que ya no te excita. Y pruebas con otra más joven y guapa. ¿Por qué? Porque te atrae más y crees que volverás a ser el de antes. Aquí también entran en juego criterios de biología evolutiva: un macho quiere siempre prodigar su semen porque tiene la obligación biológica de reproducirse tantas veces como le sea posible. Pero hay más motivos. Porque la juventud es inexperta y tú, no; sabes cómo compensar tus fallos sin recibir un chasco (el bolsillo suele ayudar a ello). Porque tienes mucho donde escoger, en números absolutos (contrariamente a lo que suele pensarse, viven en España un 50,58 % de mujeres y un 49,42% de hombres, o sea en proporción similar, pero no por rango de edad: hay muchas más mujeres que hombres en la franja de los 50, porque la mortalidad masculina es más elevada).
La menopausia es una etapa de importantes cambios físicos que no todas viviréis por igual, pero que os dejarán pequeños problemas que deberéis resolver. La atrofia de la mucosa vaginal produce a menudo dolor durante el coito; puede paliarse con cremas hormonales de estrógenos (internas) o lubricantes (externos) y gracias a un juego sexual previo más largo. El deseo va a la baja; tal vez va siendo hora de visitar una sex-shop y ver qué juguetes estimulantes son de vuestro agrado o de empezar a ver películas pornográficas. ¿Todo eso para qué?, opinaréis algunas. ¿Por qué debería yo molestarme por una actividad que ya no me apetece? Mi respuesta “sobran los motivos” próximamente.

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(Foto libre de pexels.com)

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