Las mujeres de más de cincuenta son invisibles, Sexo +60 (post 7 de 14)

La falta de deseo depende de muchos factores y cada sexo tiene los suyos: tener la misma pareja durante demasiado tiempo, cambios físicos o mentales (obesidad, diabetes, tratamientos largos con psicofármacos), rutina que aburre por dinámicas repetitivas en cuanto a horario o lugar de los encuentros, además de seguir siempre las mismas pautas. El desinterés progresivo nace también de detalles del día a día que deberían cuidarse, como el afecto hacia la pareja (un beso, una palabra amable), el esfuerzo por agradar (cuidar la indumentaria, oler bien), tener conversación (estar informado, leer, cultivar el intelecto) o estar de buen humor. Estos hábitos saludables ayudarán a funcionar mejor. Y ahora supongamos…
Supongamos que eres una mujer y que no tienes pareja. La última se fue de tu vida años atrás (ruptura de común acuerdo, abandono de uno u otro, desaparición o fallecimiento). Hace años que tu vida sexual inició el declive y ahora es inexistente. La echas de menos y querrías recuperarla, pero eres muy consciente de que “las mujeres de más de cincuenta años son invisibles”. O sea que tiras la toalla antes de empezar a actuar. Tienes ideas fatalistas: no puedo luchar contra eso, el mundo funciona así, he perdido todo atractivo... ¡Error! Seguro que tu memoria recuerda una mujer de más de sesenta años que es bien visible. Seguro que incluso conoces a más de una. La única mujer invisible es la que se aparta del mundo, la que se cierra, la que niega los cambios, la que vive anclada en el pasado. Si eres capaz de ilusionarte, de transmitir alegría a los demás, de ser positiva y generosa, de amar la vida por encima de todo, la gente se fijará en ti y te admirará. Por supuesto tú no quieres “gente”, sino un hombre, o sea una parcela más restringida si nos basamos en las estadística de longevidad en España: ellos viven 78,87 años y ellas, 84, 82, con el agravante de que a partir de los cincuenta, las mujeres son más numerosas. Si te conformas con un hombre normal de tu edad o incluso mayor, lo encontrarás; pero si buscas imposibles, no. ¿Qué se entiende por imposibles? Un cuerpo de treinta años, alto, atlético, sin hijos ni nietos pesados (ni madre anciana), con una envidiable posición económica, etcétera.
Así no vas a ninguna parte. Recuerda que tú has perdido facultades, que tu físico no es el de antes, que seguramente tienes hijos y nietos. Y perro. Las mujeres tendemos a ser muy exigentes y complicadas. Pues ahora no es el momento. No si lo que deseas es tener vida sexual (que no tiene nada que ver con convivir ni con casarse). Probablemente has dejado escapar muchas ocasiones por el típico “este está gordo, ese calvo, aquel tiene barba, el otro no es muy simpático...”. Y para rematar el todo tendrás que luchar contra las culturas machistas que dicen que una mujer menopáusica está acabada, y que se basan en criterios muy estudiados de biología evolutiva: los animales machos copulan con hembras en edad reproductiva para que su semen sirva a la supervivencia de la especie en general y para su propia descendencia en particular (cuanta más, mejor); si no puede haber prole, no interesa.
Tú no eres ningún animal, pero estos comportamientos ancestrales tardan mucho más que unas cuantas vidas (o siglos) en modificarse. Por ello abundan tanto en nuestra sociedad.
Seguirá...

Foto libre de pexels.com
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